La depuración de aguas en todos los municipios, el control de los vertidos y el adecuado mantenimiento de las presas cedidas a terceros, principales retos.

La contaminación del Duero preocupa a ambos lados de la frontera, donde ya han comenzado a alzarse voces que exigen a los dos países que tomen cartas en el asunto. De entrada, aspectos como el control de los vertidos, la depuración de aguas en todos los municipios y el adecuado mantenimiento de las presas que dependen de terceros (como las comunidades de regantes) son algunos de los retos más inmediatos. Así lo expusieron ayer los expertos que participaron en la jornada inauguran del Congreso de Homenaje al Duero que contó con la presencia de Helena Caballero, presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero en una de sus últimas intervenciones públicas, puesto que en las próximas horas será relevada en el puesto.
Una vez finalizado el plazo marcado por Europa para que todos los núcleos de población tengan en marcha un sistema de depuración de aguas, lo cierto es que aún son muchos los municipios del país, explicaron, que carecen de esta tecnología. El propio Duero no cumple esa normativa comunitaria, como recordó el catedrático Estanislao de Luis.

Helena Caballero centró su ponencia en los nuevos usos del agua, sus problemas y retos. La responsable de la Confederación Hidrográfica del Duero asegura que «antes se trataba como un recurso ilimitado para abastecer también una oferta ilimitada». Ahora, reflexiona, «no es así y tenemos un bien no comercial que hay que proteger en cantidad, calidad y ecosistemas asociados».
En cuanto a la seguridad de las presas, Caballero adelantó que se trabaja en la elaboración de planes de emergencia en las presas del Estado. Esta medida se complementa con la vigilancia de las presas cedidas, como ocurre con colectivos de regantes y ayuntamientos. Es precisamente en estas concesiones donde aparecen las principales carencias de «seguridad y los mantenimientos deficientes». Una vez construidas estas presas, explicó, «los concesionarios lo que deben entender es que el mantenimiento de la instalación es parte de su responsabilidad».
Los participantes lusos en el Congreso no obviaron la decepción que, en cuanto a resultados, ha supuesto «la coordinación» que en teoría existe entre las autoridades portuguesas y las españolas para gestionar el Duero. Especialmente crítico se mostró el catedrático de la Universidad de Tras Os Montes y Alto Douro, Rui Cortes. El profesor incidió en los problemas que se producen en torno a los caudales mínimos. En Portugal existe un descontento generalizado cuando en años de sequía España no está obligada a liberar un caudal mínimo, lo que tiene importantes repercusiones en el país vecino. Cortes confía en los efectos de la nueva directiva marco europea del agua que en breve obligará a poner en marcha un modelo de gestión única para las cuencas que comparten España y Portugal.
Pedro Arrojo, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua, aprovechó su intervención en la jornada inaugural para recordar a los asistentes que este elemento «no es de derechas ni de izquierdas», y que hasta el año 2009 «deberíamos ser capaces de hacer grandes pactos de Estado» para adaptar los cauces de los ríos a las directivas comunitarias. Junto a él Javier Martínez Gil, vicepresidente de la Fundación, animó a los participantes a sumarse a las actividades paralelas organizadas en el Congreso, como la visita a Las Aceñas de la capital, y a disfrutar del Duero a su paso por Zamora.

El encuentro prosigue hoy con un análisis económico de los usos del agua, su coste y la productividad aplicada al regadío. Además, se abordará la directiva marco y la explotación de las aguas subterráneas, junto a las sequías climáticas y la rentabilidad de las aguas envasadas y los balnearios. Mañana sábado la clausura correrá a cargo de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y del consejero de Medio Ambiente de la Junta, Fernández Carriedo.

Rui Cortes: «En los embalses de la cuenca notamos mayor producción de algas tóxicas»
Los vecinos portugueses no ocultan su preocupación no sólo por el aumento de la contaminación en el Duero, sino por el escaso caudal que llega desde España en épocas de sequía. Rui Cortes, catedrático de la Universidad de Tras Os Montes y Alto Douro, y presidente portugués del Comité Científico del Congreso, subrayó ayer durante la sesión inauguran que los principales retos tanto de España como de Portugal se deben centrar en «la mejora ambiental de las condiciones del Duero. La calidad del agua es mala y existen indicadores que se deben cambiar». Para ello tiene claro que es necesario «un esfuerzo integrado entre los dos países» para suavizar así los efectos negativos que esta mala calidad del agua pueda tener tanto de forma inmediata como a medio y largo plazo.
De entrada ya hay, señala «implicaciones sociales. Notamos que los embalses de la cuenca del Duero tienen incrementos importantes de contaminación con producción de algas tóxicas». Este hecho, subraya el catedrático luso, «puede afectar a los usos recreativos del agua y al abastecimiento». Ž

Precisamente es lo que denomina «degradación ambiental de los embalses de la zona de la frontera» lo que hace más necesario que nunca actuar «de forma conjunta» sobre el río Duero.



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